Esto me servirá para escribir un cuento, pensó Margot, sacando de su bolso lápiz y papel.
- Una vez, cuando casi me ahogué, me di cuenta que tengo terror a morir ahogada, desde entonces sólo me baño en la ducha –se calló abruptamente la más joven del grupo ante la carcajada general de sus amigas.
- Recuerdo que cuando estaba en Budapest, teníamos que atravesar el Danubio para ir al otro lado de la ciudad, me percaté que los andamios del puente estaban repletos de telarañas. Sentí tal pavor que pasé corriendo sin poder detenerme –contó Alicia con un estremecimiento ante el recuerdo.
- Detesto a los gusanos, dijo Ana, con el gesto de repugnancia dibujado en su rostro.
Y así siguieron por el resto de la velada dando ejemplos de encuentros con los seres más extraños: cucarachas, ratones, cangrejos, perros rabiosos, gatos en celo. Margot tomaba nota presurosa, no quería perder detalle de tan valiosa información para su relato. Recordó el caso de su primo Eduardo, un cuarentón con fobia a las multitudes. No quiso contar su problema, pero lo encontraba mucho más trágico que estos terrores de sus amigas.
Sin embargo, el más dramático fue el incidente de Fabiola y su encuentro con un borracho al interior de un ascensor: un tipo elegante que estaba totalmente desquiciado, lanzándole el tufo a la cara mientras la tenía atrapada contra una de las paredes. Terminó gritando como si el suceso lo estuviera viviendo de nuevo.
No entiendo por qué la gente tiene tantos miedos, se dijo.
La reunión se suspendió de inmediato, pagaron la cuenta en silencio y se retiraron cabizbajas. En la calle se despidieron.
Margot vivía en el antiguo caserón de sus padres, en uno de los barrios retirados de la ciudad. La calle estaba a oscuras, sólo iluminada por los focos de su automóvil. Otra vez lo mismo, pensó, y yo con mi linterna sin pilas. Al bajarse del auto, escuchó ruidos al interior de la vivienda. No supo identificarlos, pero sospechó que en medio de la oscuridad alguien o algo se había caído. ¡Mamá, papá! llamó con voz fuerte al abrir la puerta. El lugar estaba a oscuras y en silencio. Siguió avanzando y tropezó con un sillón ¡mierda! parece que no conozco mi propia casa o todo está revuelto. A medida que daba algunos pasos con los brazos extendidos, sintió algo a cierta distancia ¿quién anda ahí? gritó molesta. Silencio. Debe ser una de las acostumbradas bromas de mis primitos ¡viejotes! Pero ¿dónde estarán mis padres? A medida que recorría la casa lentamente los llamó una y otra vez. El pulso se le aceleró. No me gusta este silencio. Subió las escaleras casi arrastrándose, ya en el piso superior quiso entrar a su cuarto, pero estaba cerrado ¡nunca lo dejo con llave! exclamó casi a punto del llanto. De nuevo esos ruidos, más bien parecen susurros, no quiero asustarme, yo no le tengo miedo a nada ¿recuerdas? Sin embargo, la situación la estaba atemorizando. Se sentó en el suelo, las piernas no la sostenían ¿quién anda ahí? quiso preguntar, pero la voz no le salió, fue más bien un ruido gutural. Alguien camina dentro de la casa, esos murmullos y esas sombras que se mueven. El corazón le latía presuroso, la frente y las manos húmedas de sudor, no era miedo, sino terror el que la dominó, temblaba entera, quiso levantarse y no pudo, sólo se abrazó a sus rodillas y comenzó a sollozar, esto no es real, debo salir de aquí, se dijo, mientras sentía un calor inusual entre sus piernas. Levantándose de un salto buscó la salida. Antes de alcanzarla, algo la golpeó en la frente. Mientras caía ante el sorpresivo ataque, le pareció ver una sombra que se alejaba.
Tendida en su cama, la voz de su madre le hablaba desde lejos, muy lejos. No supo qué contestarle. Se sentía confundida, cierto desasosiego la invadía. Estaba segura de lo ocurrido y si no ¿por qué aún tenía los pantalones húmedos y le dolía tan fuertemente la cabeza?
Estoy felizmente impresionada Silvia de tus cuentos ; muy bien narrados; éste, va creando el suspenso, el miedo relatado por la protagonista, se hace el mío propio; me siento dentro de ese caserón, asustada y violentada. Excelente cuento
ResponderEliminar